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El Coaching es un método de desarrollo personal que surgió a principios de los 90 y que se nutre de conceptos del deporte, de la psicología, de la espiritualidad y de la filosofía.
Ante la pregunta: “¿qué entiendes por Coaching?”, la gente suele contestar algo así como que, es tener a un entrenador personal, y es una descripción bastante acertada pues es en el área del deporte donde es más habitual su práctica.
Cuando se trata de un Coaching a nivel particular, hablamos de life-coaching y los ámbitos de desarrollo más frecuentes son la carrera, las finanzas, las relaciones, el amor, el ocio, la salud y el entorno. Las personas trabajan con un Coach para alcanzar todo su potencial, reactivando y transformando sus capacidades efectivas para realizarse en los distintos planos de sus vidas.
En cuanto a las distintas corrientes de Coaching, en Europa contamos con la Escuela Humanista cuya acreditada eficacia se basa en una sabia combinación de técnicas comunes a las empleadas en la Psicoterapia Breve centrada en las Soluciones, junto con aportes de la Psicología Positiva, de la Psicología Social y la Psicología de las Organizaciones.
Al igual que en Terapias Breves, los objetivos se concretan muy bien y se trata de un enfoque a corto plazo y totalmente centrado en el Futuro. El Coach trabaja en un ambiente de colaboración y de total confianza para que su Cochee pueda alcanzar sus objetivos, de forma que, por ej., en un “Coaching centrado en las soluciones”; a partir del planning, vamos a trabajar en buscar las mejores soluciones, aclarando expectativas, estableciendo prioridades, desarrollando competencias, modificando creencias limitadoras y tomando las decisiones necesarias para progresar de forma resuelta hacia las metas.
Entre los usuarios.as del Coaching abundan los empresarios.as o personas con puestos exigentes, que desean seguir mejorando su cultura, su eficacia y su desempeño. Se suele tratar de alcanzar unas metas y al mismo tiempo, satisfacer la necesidad de reequilibrarse disipando estados de estrés y ansiedad, de superar dificultades del entorno, o de mejorar el equilibrio entre su trabajo y su vida privada para poder estar en una dinámica positiva y lograr hacer progresos y alcanzar un bienestar en distintas áreas. Además, el Coaching también es ideal para personas con un alto potencial intelectual o emocional o con una inteligencia o creatividad por encima de la media y que precisan de un encuadre para arraigar y consolidar una línea de trabajo consonante con sus capacidades y valores internos.

Veíamos antes que en Coaching destacan los aportes de la Psicología Positiva y el uso de muchas herramientas que se también se emplean en Psicoterapia Breve y por otra parte, tanto en Psicoterapia Breve como en Coaching nos referimos al ámbito de la salud y al bienestar mental. En cuanto a lo que diferencia estos dos enfoques, en Coaching, no trabajamos sobre crisis, traumas, o malestares sino que partimos de un estado de bienestar psicológico y de una demanda para abrirse a determinadas posibilidades o para alcanzar unos objetivos. En ambos casos, nos vamos a centrar en comportamientos, pensamientos y expectativas presentes, teniéndose muy poco en cuenta el pasado, pero el Coaching, es un acompañamiento en una búsqueda de desarrollo personal, siendo el objetivo, estar en mejores condiciones de lograr unas metas.

Lógicamente los límites no son matemáticos y algunas personas pueden querer resolver algún detalle, por ej., una adicción ligera, una inseguridad, o la necesidad de mejorar algunas relaciones. En estos casos, se puede combinar un inicio algo más versado en la psicoterapia, (lo que requiere un esfuerzo mayor a nivel personal) y una vez encuadrado ese contenido, concentrarse en el logro de sus objetivos con el programa de Coaching.

Destacar por último, que en Coaching el afán de superación es un ingrediente esencial a tener o a cultivar, ya que va a permitir a la persona matizar y encauzar sus objetivos hacia una meta, siendo líder de su propio proceso de evolución.
*Acerca del lenguaje inclusivo
Aunque algunas veces considero que se pueden poner ejemplos en femenino y masculino y los pongo; por razones de sentido común, tengo que dejar muchas frases en masculino. Señalar que tales enunciados, incluyen por supuesto a mujeres y/o niñas. El motivo es que, más allá de consideraciones teóricas, usar el lenguaje inclusivo implica en la práctica un ejercicio de acrobacias gramaticales interminable y da, por resultado, textos farragosos y difíciles de leer.
Espero así que disfrutéis de los contenidos sin atascaros en estas cuestiones, pues antes estaba claro que el masculino nos incluía a todos/as, y ahora…. Ya no.