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Cuando nos damos cuenta que un hecho en nuestra vida nos ha creado un bloqueo, en paralelo podemos sentir una necesidad de liberarnos. Esto es, de volver a sentirnos activados, e inmersos en un flujo de acciones vitales que se encaminen naturalmente hacia la consecución de algún objetivo. Como bien sabemos, realizar alguna terapia psicológica puede ser muy útil en estos casos, sin embargo, también existen alternativas menos conocidas que no solemos tener en cuenta, como la que consiste en realizar actividades artísticas. Las Terapias Expresivas son un complemento ideal a la Psicoterapia, comprenden amplias posibilidades y tienen el potencial de renovar nuestras energías y abrirnos a nuevas perspectivas.
Nos preguntaremos tal vez, por qué están poco difundidas estas terapias y cómo se explica que no se empleen más a menudo. En realidad, se trata de terapias que están en auge, sin embargo a la hora de decidirnos, algunas de las más interesantes y más propiamente artísticas y creativas, pueden plantear todo tipo de inconvenientes y es que para su desarrollo, necesitaremos disponer de un espacio, o de ciertos instrumentos, tal vez tendremos que adquirir algunos materiales, realizar preparativos, etc., y aunque a menudo si existen posibilidades, se suelen hacer pocos esfuerzos previos para buscar la forma de reunir las condiciones para poder practicarlas. En caso de organizarnos y de lanzarnos, la recompensa es que, además de beneficiarnos de su singular poder terapéutico y de poder lograr un bienestar psicológico, estas terapias tienen un atractivo inigualable, ya que son agradables de practicar e interesantes en sí mismas.

Respecto a su efecto terapéutico, es muy distinto al de una terapia basada en el lenguaje pero precisamente pueden ser un complemento ideal al tradicional trabajo que se realiza en una terapia psicológica, pues hablamos de un desarrollo artístico que puede ayudarnos a liberar nuestra energía, descargar tensiones y abrirnos a nuevas perspectivas. En general, pueden resultar muy adecuadas en casos de dificultades que cursan con nervios, estrés, ansiedad, y frente a algunas fobias. También son un complemento muy útil en programas de desintoxicación y de abandono de malos hábitos, o cuando hay pérdida de relaciones o ansiedad social. Asimismo, pueden ser muy eficaces en algunos casos de depresión o de timidez y son especialmente recomendables en muchos casos de dificultades de expresión verbal tanto por defecto, como por exceso. Son en suma, un complemento ideal cuando la persona siente un deseo de realizar actividades más prácticas o más movidas y al mismo tiempo se siente atraída por la idea de disfrutar con una modalidad que despierta su interés.
A este respecto, aunque muchas personas piensan que estas actividades requieren tener cualidades artísticas, esas cualidades también se desarrollan y hay que darse la oportunidad. Un primer paso será decantarnos según nuestras afinidades, pero el miedo a no saber, o a no hacer algo lo bastante estético, etc., es algo frecuente y en ese caso, se habrá de superar. En realidad, el enfoque en arte-terapia es un poco distinto al del arte, pues aquí el objetivo no es realizar algo perfecto, o muy estético, sino expresar nuestra propia esencia y trabajar en nuestros propios gustos. Siempre podremos plantearnos la terapia como una búsqueda de belleza, de estética o de perfección, o incluso aspirar a mostrar nuestra obra a los demás, pero la arteterapia, se realiza ante todo como un ejercicio de libre expresión personal, para conocer y profundizar en nuestros gustos, o disfrutar investigando en nuestro estilo. En nuestras creaciones podemos encontrar plasmados deseos, miedos, conflictos, recuerdos y contenidos más o menos abstractos e inconscientes y una vez terminada una obra artística, es habitual recrearse explorándola, ya sea de forma puramente intuitiva o más racional. Podemos crear algo desagradable u horrible, en algún momento y en otro realizar algo muy estético y hasta soñar acerca de una posible salida profesional, pero en cualquier caso, no hay exigencias y no son pruebas en cuanto a nuestra valía, porque nuestra obra es una herramienta de expresión terapéutica y nos pertenece.

Una vez que logremos lanzarnos en una actividad, si nos funciona, se tratará como en todo, de hacer el esfuerzo para continuar y en su fase de desarrollo, la motivación crece muchas veces a medida que la actividad se relaciona con un aumento de la vitalidad y la salud. También destacan sus beneficios para reafirmarnos y fortalecer nuestra auto-estima y cuando hemos tenido dificultades o vivencias decepcionantes o incluso detestables, la obra nos ayuda a emanciparnos, pues nos permite la expresión mental y corporal de emociones, o la liberación de pensamientos negativos. Las obras siempre habrán de ser una invitación a experimentar, a expresarnos con delicadeza, a pausar nuestras ideas y a través del proceso, a progresar hacia otros estados, esto es, a transformar nuestra situación.
Por último, en cuanto a posibilidades, disponemos de una multitud de opciones y la modalidad se puede elegir en función de si cumple con nuestras expectativas, o de si es útil en nuestra situación, o de si se adapta a nuestras necesidades, o simplemente por ser fácil de incorporar a nuestra vida. Entre las más prácticas; tenemos la expresión plástica a través de la pintura y el dibujo, la confección y el coloreado de mandalas, la escultura, el modelado o el barro – de conocida acción terapéutica y relajante-. Otras, como escuchar ciertas músicas para relajarnos, para pensar, aprender, o meditar, o visitar galerías de arte para satisfacernos contemplando, sintiendo o comentando las obras; son de carácter más pasivo pero igualmente eficaces. Algunas modalidades como el arte dramático, el teatro y la interpretación, son muy recomendables, cuando se trata de aprender a soltarnos y a expresarnos mejor en público. La danza, por su parte, conlleva además de una intensa expresión artística y emocional, una actividad física importante y es por tanto una práctica deportiva al mismo tiempo. Además están el tocar uno o varios instrumentos musicales, el canto, el arte floral, o la cocina creativa, por destacar las más usuales. Y dentro de las más funcionales, tenemos algunas muy fácilmente disponibles, como el punto, el macramé, el ganchillo, los bolillos, o la confección de tapices, que además de entretener, tienen efectos relajantes.

*Acerca del lenguaje inclusivo
Aunque algunas veces considero que se pueden poner ejemplos en femenino y masculino y los pongo; por razones de sentido común, tengo que dejar muchas frases en masculino. Señalar que tales enunciados, incluyen por supuesto a mujeres y/o niñas. El motivo es que, más allá de consideraciones teóricas, usar el lenguaje inclusivo implica en la práctica un ejercicio de acrobacias gramaticales interminable y da, por resultado, textos farragosos y difíciles de leer.
Espero así que disfrutéis de los contenidos sin atascaros en estas cuestiones, pues antes estaba claro que el masculino nos incluía a todos/as, y ahora…. Ya no.